viernes, 9 de octubre de 2009

UN ATARDECER, CASI INFINITO. Por Servio Flores
(A un viejo)

Un inicio precedido de un final,
El café enfriándose en la mesa.
El viento ruge tempestades
Afuera el alma se comparte,
Adentro llueven interiores.
Mil facetas fraccionadas en mañanas
Ayer el tallo de la rosa,
La espina de la duda,
Hoy a solas descubriendo corazones.

Un camino que renace cada día,
Cien oportunidades para ser olvidado por las masas,
El refugio es uno mismo, en los otros,
Siendo inútil el abrazo de la sombra.

Aquí no hay más que uno,
Olores y colores que invento
Vivo porque vivo,
Los ríos de humanidad son vómito insufrible,
La nausea me recuerda la agonía,
La impotencia de ser y no ser.
De permanecer a la espera de los días,
De sufrir, de amar, caer, levantarse y volver a amar.
Llorar de risa y morir para volver a vivir, ahora compartido
El esfuerzo de sueños enmohecidos.
Distinto del inicio volviendo a ser final,
Ahora viejo subsistiendo entre silencios.

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