viernes, 14 de mayo de 2010

Adios Mel Zelaya

ADIOS MEL ZELAYA



Con lágrimas de hombre te veo partir, montado sobre tu dignidad y acompañado de tu sombrero ranchero. Muchos nada sabían de ti hasta tu derrocamiento. Posiblemente un Presidente más. Pero que ejemplo haz dado; el poder de las oligarquías dominantes, unidas al imperio, fraguaron la más inesperada conspiración: la concertación de todos los poderes del Estado en contra del proceso democrático liberal que permitiría un mayor bienestar para el pueblo. Ejercito, legisladores, jueces, fiscales, miembros eclesiásticos, opositores, todos coludidos para traicionar la democracia y la institucionalidad. No importan los principios, no importan los derechos que antaño juraron respetar, no importa la brutalidad ni el salvajismo que adopte la represión ni la profundidad y extensión que adopte el atropello a los derechos fundamentales del hombre.

Pero tu respuesta digna, Mel, ha sido un ejemplo. No es fácil contener la ira del observador, menos la del protagonista de tales atropellos y atrocidades. Te ayudó tu carácter. Fuiste capaz de contenerte y de contenerlos. Optaste siempre por la vía pacífica. Pudiendo elegir otro camino, regresaste a la patria. Hiciste claridad en la oscuridad: todos los procesos tienen sus judas. Despertaste conciencias. Fuiste una advertencia para los pueblos progresistas; lo inesperado, ya no es inesperado. Alineaste a las vanguardias de la Indo-Afro-América y del mundo. La traición no paga. Nadie los reconoció. Ganaron el Gobierno, pero el golpismo fue desenmascarado.

Recuerdo nuestro diálogo en Chile; mi Carta de Bienvenida y tu respuesta junto al Monumento a Salvador Allende: "Estoy aquí muy agradecido por el respaldo chileno, ustedes han conocido las dictaduras y sé que las condenan","hoy quisiera expresar, frente a la figura de Salvador Allende, mi admiración y mis respetos. Gracias a esta sociedad chilena por esa Carta, porque algún día las grandes Alamedas se abrirán para que recorra el hombre libre".

Como le expresáramos anteriormente, creemos en la existencia de ciertos derechos humanos que deben respetarse a todo trance, bajo cualquier circunstancia y nada puede justificar su inobservancia. La humanidad, después de miles de años de evolución, historia, convivencia, guerras, desórdenes, cultura, civilización, ha convenido en un catálogo contentivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y ese instrumento se yergue como el punto más excelso en la existencia de la Humanidad y llama a los hombres que creen en la justicia a ir tras aquellos que la han quebrantado. No importa el tiempo que trascurra. No importan las distancias, las investiduras ni las nacionalidades. No queremos ni podemos dejar de ejercer justicia. No es nuestro resorte. Se trata de derechos anteriores y superiores al Estado. Iremos tras ellos donde quieran que se encuentren. Sin animo de venganza, sino anteponiendo la Justicia por sobre todas las cosas. Adiós querido amigo, se que regresarás

Un fraternal y solidario abrazo.
Salud, agitación, resistencia, cambio, reconstrucción, justicia.


Cordialmente.
Ciudadano Ramón Henríquez Conejeros
C.I. 6.378-634-9, Chile.
Asesor Legal.
Dom Av. Pedro Montt, 1391, Santiago, Chile.
RHConejeros@Gmail.com

Comité de Solidaridad con el Pueblo y Gobierno de Honduras.
Santiago de Chile,

Se adhiere a la misiva el
Comité de Solidaridad con el Pueblo y Gobierno de Honduras.
Universidad Bolivariana de Venezuela
Ciudad Bolívar
República Bolivariana de Venezuela.
Profesor Fernando Henríquez C.
JcantaClaro@Gmail.com

viernes, 12 de febrero de 2010

GUANCASCO, TODA UNA TRADICION.


Guancasco, añejo homenaje a la hermandad… a la paz


Alex Darío Rivera M.


Gran fracción de lo que hoy conocemos como el departamento de Santa Bárbara formó parte de los Partidos de San Pedro y Tencoa; este último, fue en los periodos precolonial y colonial un punto de convergencia comercial y cultural debido a que dicha comarca es atravesada por los ríos Ulúa, Jicatuyo, Chamelecón y Gualcarque, todos favorables a la pequeña navegación de canoa, condición idónea para conformar lo que fue una importante red de comercio, sin olvidar, su estratégica ubicación cercana a la costa norte y a la Capitanía General de Guatemala. El Partido y Encomienda de Tencoa estaba “conformado por doce poblados en espacio de trece o catorce leguas entre los que podemos mencionar Tencoa, Ojuera, Ymalera, Celilaca, Suchitepeque, Jalapa, Carcamo, Quetzaltepeque, Macholoa, Ilamatepeque, Gualala y Yamalá, pueblos que para el año de 1632 tienen mil y cien (1100) personas de confesión, su lengua materna es Care y tienen tres religiosos eminentes en esta lengua que les administran y predican” (Fray Francisco Gonzáles. 1632). En torno a estos pueblos, muchos de los cuales lograron sobrevivir al exterminio de la “conquista”, giraba gran parte de las relaciones comerciales y, por supuesto esa interacción supuso el intercambio de una amplia amalgama de costumbres, ritos y tradiciones que lamentablemente se han ido soslayando al pasar del tiempo. Una de estas celebraciones tradicionales es el Guancasco que se celebra entre los pueblos de Ilama, Gualala y Chinda en el departamento de Santa Bárbara. Ceremonia que ha llegado hasta nosotros producto de un marcado sincretismo religioso, pero cuya festividad paulatinamente pierde trascendencia. Con Cristóbal de Olid llegó un gran contingente mejicano que se estableció en Naco, villa que con anterioridad había mantenido contactos comerciales con Méjico. La llegada de dichos indígenas mejicanos significó una marcada influencia cultural en las poblaciones del sector, tal es el caso que lograron conformar pueblos en Honduras como Mejicapa (Cerca de Gracias), impusieron patronos religiosos en varias poblaciones, como ocurrió en Gracias con la virgen de Guadalupe o la “lingua franca” nahoa que se arraigó en estas tierras. A partir de ese fenómeno migratorio y cultural, varios historiadores consideran que el Guancasco es una huella de ellos (mejicanos) en nuestro folclor, consideración ésta que se pone en duda cuando el cronista español de Herrera (Siglo XVI) manifiesta en su escrito titulado “De las costumbres, i ritos de los naturales de Iberas, i de Honduras” <<>>. Dando fe de que el comentario del cronista Herrera hace alusión a lo que conocemos como Guancasco, existe un elemento de auxilio que permitiría desvirtuar la asignación de dicha tradición como una herencia mejicana. Esta justificación es de tiempo. Desde la llegada de los mejicanos con Olid, hasta la fecha en que de Herrera recoge su vivencia, es casi imposible que el Guancasco si hubiese sido traído por los mencionados indígenas se extendiera y adoptara por parte de los poblados indígenas de estas tierras. Esta aseveración permite, casi con total certeza, que de coincidir la descripción del cronista con lo que conocemos como Guancasco, esta ceremonia se celebraba en estas tierras antes de la llegada de los indígenas mejicanos. Sin duda alguna, el cronista se refería a la costumbre Lenca de luchar entre ellos y establecer pactos de paz en determinados momentos, estos sucedía únicamente entre los pueblos que hablaban la misma lengua, gracias a estos pactos se facilitó la confederación indígena de Elempira en el año de 1537 que permitió oponer resistencia a los españoles, solo a través de dichos pactos pudieron unirse los diversos señoríos y resistir durante un tiempo a ser “conquistados”. Para describir el Guancasco que celebran las comunidades santabarbarenses ya mencionadas, basta con transcribir la percepción que en los años treinta el poeta, dramaturgo e historiador ilameño José María Tobías Rosa tenía de dicha celebración “los vecinos del municipio de Ilama comenzaban a recibir cada primero de febrero, grandes peregrinaciones de Gualala y Chinda, estos llegaban acompañando las imágenes que habían salido a colectar limosnas para la festividad que iniciaba ese día. Al aproximarse las peregrinaciones, los/as vecinos/as salían a su encuentro, conducían las imágenes a la iglesia en donde las depositaban junto con las limosnas recogidas durante la peregrinación. Los/as visitantes eran trasladados al Cabildo Municipal, donde se les proporcionaban guacales de chilate, sus respectivos buñuelos, torrejas o pan enmielado. Mientras comían, los oradores de Gualala y Chinda pronunciaban amplios discursos de hermandad entre dichos pueblos, enfatizando no dejar relegada nunca esta antigua y tradicional costumbre; luego, el orador de Ilama también discursaba, a la vez ofrecía el chilate con el que los vecinos/as reciben a los amigos visitantes. En seguida, iniciaba la fiesta que duraba hasta el día siguiente. Como los Guancascos son recíprocos, el pueblo ilameño de igual manera va con sus peregrinos a Gualala en el mes de enero y a Chinda en el mes de agosto, fechas que en estos pueblos celebran sus festividades”. Durante años, el Guancasco ha sido un pretexto de encuentro para hermanarse, compartir y convivir. En sus celebraciones se han acuñado frases celebres que se quedaron prendidas en la memoria popular y se transfieren de generación en generación gracias a la aún vital tradición oral. Una de ellas, la enunció un gualaleño en el marco de dicho rito apoteosis y narra de manera metafórica el designio del festejo: “Como el bejuco de matapalo que se abraza por siempre al centenario árbol de higo en esta plaza ilameña, así se abrazarán por siempre nuestros pueblos, en un abrazo de hermandad”. Pese a que el sentido del intercambio, la hermandad, la solidaridad y el respeto, hoy más que nunca tienen vigencia en una sociedad convulsionada por el consumismo y la competencia individualizada, la celebración del Guancasco como muchas otras tradiciones se extingue aceleradamente. Un rasgo cultural en el cual podemos interpretarnos, cada año mengua, fortaleciendo aún más nuestro desarraigo, puesto que por ello tal vez, el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss se refiere a la “crisis de identidad”, calificándola como el “nuevo mal del siglo”. Él afirma que: “cuando se hunden hábitos seculares, cuando desaparecen modos de vida, cuando se evaporan las viejas solidaridades, es fácil por cierto, que se produzca una crisis de identidad”.


Alex Darío Rivera M: Educador y Promotor Cultural Santabarbarense, Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán”, autor del libro de poesía Introspecciones Extintas. E mail: alexdesantabarbara@yahoo.com

domingo, 10 de enero de 2010

VENAS ABIERTAS, UNA HERIDA TODAVÍA SANGRANTE.


LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA
Eduardo Galeano, nuestro compatriota-de la patria grande entiendase- publicó en 1971 el libro que le da el titulo a estas lineas. Se trata de un libro conmovedor, abridor de ojos, imprescindible para un Latino Americano y en estos momentos mas vigente que antes.
el libro es una colección de ensayos muy bien documentados sobre nuestra América, vista de una manera global, como una sola patria, como debe ser.
Eduardo nos habla de unas venas todavía sangrantes que dejan escapar la riqueza de nuestras tierras y por ende la vida de sus habitantes. Nos narra el padecer de una patria especializada en perder, de una región que "sigue trabajando de sirvienta" pero que "continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente de reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café"
conviene en este punto citar que el marco en que se escribe el libro es un capitulo de nuestra historia lleno de conflictos ideológicos, de enfrentamientos políticos, de golpes de estado como el que le toca al mismo escritor presenciar en su patria(Uruguay 1973).
Por estas situaciones políticas Galeano se ve forzado al exilio, siendo sensurado por los gobiernos militares de sudamerica, incluso en su propio país.
El libro hoy por hoy es un clásico, a mi pensar de obligatoria lectura para los latino americanos.
en su libro Galeano nos relata de "la pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra", de las fiebres que han plagado la frente de los hombres. La fiebre del oro, de la plata, del poder y cómo desde el "descubrimiento" mismo inicia la agonía de este continente.
En la primera parte del libro encontramos a nuestra profunda Honduras y Galeano nos recuerda que aquí vale mas una "mula que un diputado" y aunque eso aplicaba para los extranjeros de la época bananera, para nosotros actualmente continúa siendo cierto, pese a que nuestros padrastros de la patria -viles por cierto- ya no se venden al precio de una mula, siendo ahora su voracidad insaciable, continúa siendo cierto, para el pueblo pueblo una mula es mas útil que un diputado y por tanto mas valiosa.
En la segunda parte se nos sentencia que bajo los estándares insaciables "el desarrollo es un viaje con mas naufragos que navegantes", agregamos aquí que el mar donde hay tantos naufragos es la sangre de nuestra América, herida, casi agonizante que día a día sufre y se desnutre, se retrasa, se olvida y se pierde en la grandeza de su historia para enfrentar cada vez un presente mas difícil.
Nuestra América unida, es un territorio grande, un mercado inmenso, una probable economía de grandes dimensiones que pondría a temblar hasta al mas grande de los gigantes. Es mas conveniente tener un continente hecho paises que a un país formando un continente. Solo imaginarlo me produce escalofríos, un país desde México hasta el Cabo de Hornos, un sueño quizá pero un gran sueño.
El día en que nuestros gobernantes tengan la conciencia social, que sean gente común que tengan los pies sobre la tierra, que sepan lo que es caminar descalzo, que sepan lo que es bañarse con agua fría y a baldazos y que entiendan el maíz no como un grano sino como una herencia, el día en que los brazos ahora abiertos de América Latina se unan ese día las venas iniciaran su proceso de curación y aunque las cicatrices perduren el sangrado habrá cesado.

viernes, 25 de diciembre de 2009

aquellos diciembre, aquellos diciembres...que nunca volverán.

Aquellos diciembres… de nuestra infancia

Alex Darío Rivera M.*



El esporádico tronar de la vedada pólvora, su olor característico enajenando la brisa decembrina que irrumpe en los pulmones y el mágico griterío que aún despierta en la niñez que habita las barriadas de mi pueblo, me abre la aldaba de recuerdos infantiles de aquellas navidades arrebatadas por el olvido, el tiempo, el materialismo y la mecanizada forma de vivir heredada del capitalismo. La navidad de nuestra infancia, ahora, siendo adultos, la buscamos por todas partes con el niño que fuimos dirigiéndonos como lazarillo por las callejuelas donde soñábamos que la vida siempre sería sinónimo de felicidad. A pesar de lo enfático de nuestra pesquisa, esa navidad no la encontramos, no nos saluda con sus viejos matices, a lo mejor nos evade o la evadimos, a tal punto de pensar, que ya se ha extinguido y que su existencia, solo sobrevive en nuestra reminiscencia, de la cual regresamos con profundos suspiros entre amenos y punzantes. Cuánta mezcla de emociones nos despierta el tradicional sonsonetito que aún suena por las radios amenazándonos sobre lo irreversible de “Aquellos diciembres que nunca volverán” y que allá en lo insondable de nuestra razón, de antemano sabemos con toda certeza de que así será, no solo por la imposibilidad del tiempo de volver atrás, sino por la desaparición del sentido auténtico de aquellas navidades, cuando vagábamos con nuestros amigos de la colonia por los márgenes de la quebrada Cataquila buscando entre los despojos de la Noche Buena los cohetes que no explotaron, mientras compartíamos entre todos, los tamales recalentados, el pedazo de cerdo, el pollo horneado y la amistad sincera. Cómo no recordar los encuentros con nuestros abuelos, tíos y primos donde se reforzaba la amalgama familiar y los vecinos eran percibidos como una extensión de ese fraterno entramado, donde el abrazo, el apretón de mano y el beso, eran los regalos mas preciados y valiosos, donde estrenar ropa, pintar la casa y comprar delirios, no era un afán colectivo ¿Por qué cuando adultos perdemos el verdadero sentido de la vida? ¿Por qué al “crecer”, en sentido proporcional lo hace la indiferencia hacia los otros, nos individualizamos, nos tornamos especuladores, aparece la perspectiva del cálculo, de la ganancia y lo material desplaza lo eminentemente humano? ¿Por qué cuando adultos el “Yo”, reemplaza al “Nosotros” de la infancia? ¿Por qué cuando envejecemos caemos al espejismo de considerar el “Ser” supeditado al “Tener”? ¿Por qué la felicidad se nos evapora cuando comenzamos a percibir que nos despedimos de la infancia? ¿Por qué cuando niños, la pobreza era compensada con la alegría y la fraternidad, por ello, menos dolorosa? ¿Por qué cuando comenzamos a racionalizar nuestras existencias, el egoísmo paulatinamente desplaza a la solidaridad? ¿Por qué con la aparición de una gran cantidad de medios de comunicación, los Seres Humanos, nos comunicamos menos y tenemos más dificultades para comprendernos y tolerarnos? No cabe duda que el economicismo predominante, abanderando la teoría de que los mercados buscan el equilibrio y la invitación permanente a creer que debemos dedicar la vida a generar ganancias, ambas falsas “verdades”, han soslayado la compleja dimensión humana desconociendo que ésta posee factores subjetivos impredecibles no determinados por el materialismo, pues lo económico es solo una parte cultural, mientras que la felicidad solo puede ser posible a través del crecimiento humano, en sus dimensiones mental y espiritual, ambas mutiladas por los agentes de socialización como la familia, la escuela y la sociedad durante el camino de transición de niños a adultos. Ese camino al consumismo, ese predominio de lo material y lo excesivamente racional ha trastocado el recipiente de los valores, las creencias, las ideas, las tradiciones y demás factores que marcan el rumbo histórico de una sociedad, que como la nuestra, ha replanteado la dimensión de la navidad a pesar de la predominante crisis económica y política, en términos de catálogos, mall, supermercados, cuentas bancarias, modas, compras, tarjetas de crédito, promociones, boutiques, salones de belleza, viajes, lujo y excentricidades, donde el desafío de buscar la felicidad verdadera, de fomentar los valores como la justicia, la solidaridad y la libertad no es prioridad, donde el natalicio del hijo de Dios no es la razón de celebrar y, la posibilidad de reencontrarnos con nuestros familiares, amigos, vecinos y con nosotros mismos, no existe, ni existirá mientras continuemos empeñados en buscar nuestra esencia humana, en el falacioso espejo de lo material.



*Alex Darío Rivera M: Educador y Promotor Cultural Santabarbarense. Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán”. Autor del libro de poesía Introspecciones Extintas. Email: alexdesantabarbara@yahoo.com

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Escritores del occidente de Honduras


Estimados compañeros escritores(as) del occidente de Honduras; nos es grato invitarles a una reunión de trabajo el día de mañana martes 08 de diciembre en el local del Instituto Departamental La Independencia, ubicado en el barrio Las Galeras en la ciudad de Santa Bárbara, a partir de las once de la mañana (11;00 AM). El propósito de la misma es conformar una estructura representativa de los escritores en esta parte del país y reflexionar sobre la postura que tomaremos frente a los últimos acontecimientos politicos. Nos visitarán los escritores Cesar Lazo, Isrrael Serrano y Melissa Merlo desde Tegucigalpa, así que les esperamos. Rogamos invitar a otros escritores(as) amigos(as).

Atte. AlexDarío Rivera M.

jueves, 26 de noviembre de 2009


Santa Bárbara
Tierra de canto, que precisa seguir cantando
Alex Darío Rivera M. [1]



Con alguna frecuencia, vagabundeando por las márgenes de los ríos, despeñaderos, cavernas, cerros y sitios arqueológicos aún sin investigar, encontramos rastros reveladores de que para los pueblos nativos que habitaron estas tierras, la música, la danza y el canto eran aspectos fundamentales de sus sociedades. Entre esos vestigios, se han encontrado instrumentos musicales, principalmente de viento y percusión; entre los primeros, podemos mencionar lo que en nahuatl llaman chichtli que consiste en un tubo de barro sin agujeros tonales, las flautas del mismo material (Tlapitzalli), el caracol (Quicuiztli), las chirimías y muchos silbatos con representaciones zoomorfas de aves, sapos, felinos y murciélagos; entre los de percusión, caparazones de tortuga (Ayotl), raspadores, sonajas y restos de tambores. Bien sabemos, que con la llegada de los europeos, algunos de estos instrumentos fueron utilizados por los clérigos en sus salmos y villancicos, con el tiempo, así como se fue diezmando la población indígena, el uso de dichos instrumentos de igual manera se fue soslayando desplazados por los instrumentos fuereños, pero todo ello, confirma la afición ancestral que sin duda, algo de eso, aún recorre nuestra herencia cultural.

En el caso particularmente de la música, en lo que hoy es Santa Bárbara -e incluso en nuestro país- aún no se ha reconstruido su historia, pero de igual manera, para las personas de este trecho de tierra del occidente siempre la música ha sido significativa, aunque su importancia paulatinamente ha venido diezmándose. Ésta ha sido tierra que canta, la melodía de las aguas de los ríos Ulúa y Cececapa han acompañado siempre las notas armoniosas de nuestros modestos trovadores, que han surcado con sus nostálgicas voces y acordes este suelo del junco, el café, las mujeres hermosas y los hombres nobles, ecos que aun percibimos cuando la noche silencia el ruido diurno y el viento nos trae con sutileza a nuestros oídos el susurro de aquellas coplas.

Para contarles un poco de nuestra tradición musical, nos remontaremos a inicios del siglo XX, donde José María Tobías Rosa organiza en el poblado de Ilama, la primera orquesta musical con instrumentos de viento, percusión y cuerdas que llenaban de resonancias la tierra de “los brujos”. Posteriormente, en la mitad de los años cuarenta, un grupo de músicos “Pateplumas” del Instituto Departamental La Independencia organizó la estudiantina, dicho conjunto fue encabezado por Juan Zúniga y entre sus extintos integrantes mencionamos a: Isidro Monroy, Augusto Sagastume, Manuel Guzmán y Ricardo Fernández. Siempre en esa década de los cuarenta, se organizó en la ciudad de Santa Bárbara un conjunto de cuerdas femenino integrado por María Baide, Antonia Baide y Cecilia Reyes.

En el año de 1956 se constituyó la agrupación musical “Alma Junqueña” integrada por los señores: Miguel Hasbun, Stanley Benett, Carlos Licona, Pedro Amaya, Arnold Ayestas, Luís Velásquez, Emilio Garay, Antonio Pineda, Ricardo Fernández e Isidro Monroy, todos ya fallecidos. En esa misma época, se conformó una banda marcial en la Comandancia de Armas o Cuartel “Lempira”, misma que amenizaba conciertos durante las noches para deleitar a los parroquianos que se daban cita en el parque central. En esos mismos años, un personaje típico muy querido llamado “Chon Pajarito” ejecutaba el acordeón interpretando su melodía predilecta “Palito Verde” y cantaba con su rasgada voz “Mañana cuando nazca el sol” mientras deambulaba por las calles cercanas a la plaza de la aldea Gualjoco, convirtiéndose en un ser recordado y, nombrado por generaciones posteriores.

A inicio de los años sesenta, se organizan las marimbas “Ondas del Ulúa” y “Alma Latina”. En 1965 el señor Rodrigo Sabillón Galeano compra la marimba guatemalteca “América India” al coronel “Guayo” Galeano (Temido Comandante de Armas de La Lima en la dictadura de Carías Andino), actualmente, considerada un patrimonio nacional donde han participado renombrados marimbistas como: Santos Mejía, Cecilio Mejía, Adolfo Guardado (QDDG), Cruz Enamorado, Miguel Enamorado, José Ángel Castellanos y José Amilcar Tróchez. En 1974, la propuesta musical evoluciona y se organiza el grupo musical “Los Faraones” a iniciativa del Dr. José María Leiva; dicha agrupación graba dos discos y su éxito trasciende la geografía nacional realizando presentaciones a nivel centroamericano y en Estados Unidos de Norte América, destacándose en esa época como uno de los mejores grupos musicales del país, sus integrantes fueron: el reconocido compositor Claudio Lara Baide, Virgilio Casaña, Norman Amilcar Rodríguez, Santiago Mejía, Antonio Mejía, Sebastián Paz (QDDG), Javier Armendáriz (QDDG) y Roque Agurcia. Esa iniciativa abrió la senda para que en el año de 1976 se organizara el grupo musical “Los Catedráticos” alcanzando un notable reconocimiento nacional. En ese mismo año (1974) se conforma el grupo musical “BOGAMA” constituido por Benjamín, Orlando, Grevil, Aquiles y asociados.

A inicios de la década de los ochenta, aparece el grupo musical “Los Patepluma” que marcó a toda una generación de santabarbarenses y motivó la aparición –posterior- de la agrupación musical Cofee Band que alcanzó una significativa connotación pero que su existencia fue efímera para dar paso a un silencio –también efímero- en las iniciativas de los artistas de Santa Bárbara; pero como en la música, a partir del silencio la música vuelve a resurgir con la aparición de combos musicales entre los que destacan New Combo 75, Julio´s Band y Creaciones, que continúan haciendo frente con su arte, a ese horroroso bombardeo de la música chatarra que estimula en nuestros jóvenes el desarraigo, la violencia, el uso de estupefacientes, el sexo desenfrenado y la pérdida de aquellos valores humanos que caracterizaron siempre a los nacidos en esta bondadosa heredad. Mientras tanto, el frío me hace tiritar casi a la media noche, busco la idea de cómo finalizar este escrito en medio de este silencio. Un carro con propaganda politiquera pasa a toda velocidad por la carretera con el audio aún funcionando, las “bondades” del “ilustre” personaje que anuncia van siendo tragadas de a poco por la afonía nocturna para quedar nuevamente silente; diez minutos después, el silencio se vuelve a desgarrar con la descarga de una ametralladora muy cerca de donde escribo estas líneas, en ese momento asumo la convicción de que en Santa Bárbara, ¡precisamos seguir cantando!
[1] Alex Darío Rivera M: Educador y Promotor Cultural Santabarbarense, Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán”, autor del libro de poesía Introspecciones Extintas. E mail: alexdesantabarbara@yahoo.com

PAISAJE EN SIETE LINEAS.


PAISAJE EN SIETE LINEAS


Escorpion de veranos y cenizas

arcoiris de venenos en espinas.


A los lados

una estatua de cactus y de sombras. Antes,

siempre; un camino.


A lo lejos el sol se pone.

para siempre. Parpadeo.

BAT MAN


BAT MAN


Buscó un lugar oscuro donde esconderse...

Encontró su corazón.

CIRCULO DE HOY, CIRCULO DE SIEMPRE


CIRCULO DE HOY, CIRCULO DE SIEMPRE


Amanece,

no pretendo construir el mundo

hoy bastará con estrenar una estrella

y compartir su luz con los mendigos.


Amanece,

no pretendo destruir el mundo.

La oscuridad se aleja pero la luz no llega.

Un sueño yace sobre la silla

y la camisa de ayer será de hoy.


El tic tac se colecciona sobre las paredes,

la bruma y el sol luchan desinteresadamente.

los ojos lloran oxido y el corazón palpita perros.

La lucha es conmigo mismo,

la batalla soy. La batalla es hoy.

El premio, volver a luchar,

otro dia nuevamente.

jueves, 29 de octubre de 2009

A UN MARTIR PATEPLUMA.


Soy Mateo, soy Peñol…

A Mateo Antonio Leiva
Lider Lenca en Resistencia
Asesinado viernes 2 Octubre 2009

¡ Oh venado aparecido!
¡ Oh nahual, que me abandonas!
Deja que tapisque la milpa
por ultima vez
permite que aporque mi frijolar,
abrazar por ultima vez
a mis hijos
a mi esposa
y despedirme de mi aldea.

Soy Mateo de Canculunco
Nieto de Tencoa,
hijo de Yojoa,
Soy estirpe Lenca,
descendiente de la diosa Ulua
y Jicatuyo.
Soy Venado
Guerrero de Agua y tierra
Soy milpa, piel de tusa,
Corazón de Maíz.

Palabra en estuco
Códice olvidado
Escalinata,
Venado camino al Cielo jaguar.
Sombras engullendo mi nahual.

Lucha de dioses
Escupitajos violando doncellas
Jícaras pariendo guerreros
Tambores, danza, mascarones, incienso
Obsidiana, sacrificios, fuego purificador.

Sangre, alimento de dioses
Sol que germina, enredadera
de esperanza
que crece entre alas de colibrí.

Soy Mateo, soy Peñol,
Resistencia indígena
Provisión de amor
Miel, agua y flechas.

Soy Mateo de Tencoa
Venado Camino al cielo jaguar
Ya no puedo tapiscar mi milpa,
Ni abrazar mis retoños.

Ya no creo en el dialogo de piedras,
Ni en los que ofrecen espejos
por nuestro oro,
Ni promesas por nuestro voto.



Marlon R. Rodríguez
Tencoa, Santa Barbara