ENTRE EL DESPERTAR Y LA AURORA.
Ahora ahoga la aurora
luces caen culpables como estrellas sin fé.
La esperanza huye de sí misma,
nadie pronuncia su nombre pero la luz permanece
como rocío irrespirable de dragón
o como niebla a media noche.
El dolor se unde entre la bruma,
pena el llanto de un rio,
la tragedia de los gallos,
el cantar del minotauro,
la desdicha de un molino
y la corriente de vómito y esperma se despereza.
La vida se levanta aun dormida
protesta por su cuerpo, peléa, respira, trabaja, transpira, bosteza.
Vuelve el pensar matutino,
sin determinar el ahora ya se piensa en el mañana.
Amanece de nuevo en las esperanzas,
se iluminan los sueños,
se entrelazan destinos.
Los mortales prometen lo que no tienen ni tendrán,
empeñan sus almas y olvidan sus nombres,
charlan del espejo, se escupen en su reflejo.
Se miran pero no se reconocen.
Se cansan de vida y llegan a muerte.
Atardece.
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